top of page
Search

PIEDRAS DE NUESTRO AJEDREZ.

  • Georgette Abilahoud
  • Sep 6, 2015
  • 3 min read

Todos tenemos en nuestra vida algún vínculo familiar o alguna relación afectiva que es el reto más desafiante. Para que ello sea así, esa relación generalmente es con una persona que nos mueve emocionalmente y nos importa, muy a pesar de nosotros mismos.

Es la persona con la que siempre deseamos hablar pero con la que siempre terminamos rompiendo el diálogo y cerramos la conversación en un monólogo. Es la imagen que viene a nuestra mente cuando dejamos a nuestros pensamientos vagar sin rumbo y es el diálogo interior en el que siempre alegamos, argumentamos y concluimos para que luego, en algún momento comience de nuevo. Es la persona a la que siempre queremos ver, pero con la que difícilmente podemos convivir sin desacuerdos.

Con esa persona siempre hay una historia, un relato y una anécdota. Es la relación por la que hemos reído, pero también por la que hemos llorado de impotencia, rabia, injusticia o simplemente, inconformidad. Es la proyección de nuestros recuerdos en situaciones de dificultad, desacuerdos o diversión. Es con la que nos encontramos hablando solos y en voz alta, mientras manejamos, corremos o nos duchamos, tratando de convencerla de algo, cuando en realidad a quién tenemos que convencer es a nosotros mismos.

Esa persona que al leer esto viene a tu mente, justo esa persona es tu mejor y más grande maestro! Sí, es quién te muestra lo que tienes pendiente por aprender, es el espejo de tu avance o tu estancamiento, es la que te confronta en la aceptación de amar tal y como es sin querer cambiarla enseñándote que para amar a alguien no tienes que estar de acuerdo con su forma de pensar, sentir o actuar.

Esa relación maestra nos muestra como somos y lo que estamos dispuestos a aceptar o a rechazar de nosotros mismos y de los demás, nos enseña a reconocer donde quedan nuestros propios límites y donde hay que pasar la página y seguir con nuestra vida en progreso y armonía. De ella aprendemos a perdonar y a perdonarnos, a disentir y sentirnos en paz con la manifestación de nuestro desacuerdo. Por lo que hemos sentido y vivido gracias a esa relación maestra, aprendemos que en cada persona existen distintos estados de consciencia y múltiples percepciones que pueden no coincidir con las nuestras durante semanas, meses o años, y sin embargo, seguirán siendo importantes en nuestra vida.

Si sabemos desde el amor hacia nosotros mismos, enfocar estos encuentros de vida, viviremos una experiencia de gran maestría en el interno, porque siempre nos mostrarán quiénes somos y qué estamos dispuestos a hacer por nosotros mismos, por nuestra armonía, por nuestro equilibrio, por nuestra paz interna. Aprenderemos que hay cosas que no se resuelven cuando queremos, sino cuando toca, respetando nuestros propios tiempos y los de los demás.

Es posible que este aprendizaje requiera de tiempo y hasta de distancia, y eso está bien. Preservarnos es la primera norma de la convivencia y puede llegar a ser una herramienta de supervivencia también en nuestras relaciones personales, de máxima utilidad. Distanciarse puede equivaler a una relación ganar-ganar en la que ambas partes pueden volver a encontrarse, cuando el sabio ajedrez universal lo disponga conveniente.

El llamado es a capitalizar todo ese aprendizaje que nos proporcionan nuestros vínculos más retadores, para crecer como personas y para desarrollar el amor incondicional en nosotros y proyectarlo a los otros!


 
 
 

Comments


Featured Posts
Check back soon
Once posts are published, you’ll see them here.
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2015 Malak Consultores

  • Facebook Clean
bottom of page